Archive for the ‘Exiliados de la Fe’ category

Hoy es día de llevar buenas nuevas

3 mayo, 2020

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2 Reyes 7.3-11

1578235539666Sólo podemos acercarnos a entender la crudeza de nuestro relato si conocemos la condición que vivía la ciudad de Samaria, la capital del reino de Israel. Esta, la ciudad real, después del asedio sufrido por parte de Siria, enfrentó la hambruna, la enfermedad y la muerte. Muestra de ello es que hubo quienes comieron a sus propios hijos. El sitio de Samaria es una de esas experiencias humanas que no parecen tener sentido. Que sorprenden no sólo por la crudeza del sufrimiento vivido, sino por el hecho de que este no distingue entre clases sociales, buenos y malos, razas, etc. Afecta a todos y a todos los hace iguales ante el embate de la tragedia. Situaciones que provocan situaciones que, si las llegamos a imaginar, supones que les pasarán a los otros, pero no a nosotros. Y que, cuando se manifiestan descubren que, en efecto, todos somos iguales ante la tragedia.

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Frente a la esposa de Potifar

19 abril, 2015

 Génesis 39.7-9 NTV

Un exiliado es aquel que ha sido separado de su tierra. Tal el caso de José. Separado no sólo del terruño sino de los suyos. Separado de los suyos porque, simplemente, no encajó entre ellos. Incomodó a sus padres y a sus hermanos. A estos, al grado de que quisieron asesinarlo. Limitados por la culpa no lo mataron, lo vendieron como esclavo para que lo llevaran hasta Egipto. No sólo a otras tierras y con otras personas, sino lejos de ellos. El que sufrió el exilio es el mismo que había resultado un extraño, el que no había tenido parte en la vida de su propia familia.

La iglesia es, generalmente, tierra de extraños. Es tierra propicia para el encuentro de los extraños. Pero, también, cuando no atiende el origen de su unidad como cuerpo de Cristo: la gracia de la salvación; la iglesia tiene el poder para hacer extraños a los que son, han sido hechos uno en Cristo. Cuando las personas son marginadas o cuando se asumen diferentes, extrañas, a sus hermanos en la fe empiezan a vivir la condición de exiliadas. Aun cuando están en relación con sus hermanos, se asumen diferentes y, por lo tanto, lejanas. Sin embargo, dado el carácter gregario (la necesidad de estar en compañía de otros), de los seres humanos, terminan buscando, cultivando y fortaleciendo relaciones con otros, a los que perciben más cercanos a ellos.

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