Archive for the ‘Amor de Dios’ category

Debo Hospedarme en tu Casa

13 octubre, 2013

Lucas 19.1-10

Hoy nos ocupamos del segundo pilar de nuestra fe, la redención. Como sabemos, la redención es el acto por el cual nuestro Dios ha pagado el precio de nuestra libertad. La Biblia nos enseña que quien practica el pecado es esclavo del pecado. Además, también nos enseña que quien está bajo el señorío del pecado ha muerto espiritualmente por cuanto la paga del pecado es la muerte. Es decir, la separación provocada por el pecado entre Dios y el hombre.

Que la persona viva una condición de separación enemistada respecto de Dios le hace vulnerable y lo deja en un estado de soledad y abandono. Lo deja a merced de Satanás quien, nos asegura Cristo, tiene como propósito robar y matar y destruir a las personas. Juan 10.10 Esto explica la pérdida de la identidad que vivimos cuando estamos lejos de Dios y sin esperanza. Efesios 2.12 Acercarnos a la historia de Zaque nos ayuda a comprender mejor lo que esto significa.

Para empezar, Zaqueo era un hombre aparentemente exitoso. Un hombre que había logrado sus metas en la vida: poder, dinero y reconocimiento público. Lo aparente, dice el diccionario, es lo que parece y no es. Zaqueo parecía estar completo, cuando estaba vacío. Parecía tener, cuando necesitaba. Parecía fuerte, cuando era débil. Era sólo una especie de estuche, atractivo por fuera, vacío por dentro. Si Zaqueo había robado era porque él mismo había sufrido robo, muerte y destrucción.

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Un Camino al Través del Desierto

28 julio, 2013

Isaías 43.19

Frente a casa hay un árbol alto y frondoso. Sus ramas están tan tupidas de hojas que, muchas veces, cuando llueve uno puede permanecer seco a la sombra de las mismas. Sin embargo, cuando llega el invierno, las hojas caen y las ramas quedan desnudas. Pero, sabemos que la primavera se acerca cuando, poco a poco, pero sin descanso, brotan nuevas hojas hasta que el árbol recupera su espléndido follaje. Me gusta este árbol, se ha convertido en una parábola de la vida. Me ha enseñado que, en esta, siempre hay algo más que lo que ahora vemos. Que el término de una etapa sólo marca el inicio de otra nueva.

La Biblia nos enseña que la vida está llena de los llamados puntos de inflexión. Es decir, de coyunturas, positivas y negativas, que cambian el curso de la misma. Dada su naturaleza e impacto, sirven como un parteaguas que divide la vida en el antes y el después. Establecen el final de una forma de vida y, desde luego, anuncian el inicio de una nueva manera de vivir la vida. Resulta interesante destacar que el diccionario define la palabra coyuntura, como ocasión, tiempo oportuno para algo.

Especialmente, en tratándose de cuestiones trágicas, de pérdidas, hemos aprendido a considerar tales coyunturas sólo como final y pocas veces como principio. Cuando mi madre murió, la vida acabó para mí. Cuando mi esposo me abandonó, todo se terminó. Cuando enterré a mi hijo perdí mi propia vida. Son estas expresiones que hemos oído, y quizá dicho, en momentos torales de nuestra existencia. Cuando algo deja de ser, asumimos que con ello ha llegado el final del todo.

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Separados de Mí, Nada

14 julio, 2013

En memoria de Carmen Martínez Contreras

Juan 15.1-11

Ante la realidad impactante de la muerte nada mejor podemos hacer que ocuparnos de la vida. Desde luego, se trata de hacer memoria de la vida de quienes nos han dejado, como es el caso de Carmen. Pero, mejor aún, se trata de hacer consciencia del sentido y la razón de la vida misma.

Carmen vivió con el santo de espaldas. Su vida fue una sucesión de pérdidas, de sus seres amados, de su salud, de su estabilidad económica, etc. Desde luego, ello implica que su carácter se haya perfilado de tal forma que, de muchas maneras, se encontró sola y aislada. Le resultaba difícil compartir la vida y a quienes estaban a su lado no siempre les resultaba fácil comprenderla. No obstante, en Carmen encontramos elementos que nos ayudan a la mejor comprensión del cómo y el para qué de la vida.

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