Archive for the ‘Obediencia’ category

Obediencia, fruto de la libertad

11 febrero, 2024

Romanos 16.19 NTV

Una de los mentiras que más seguidores tiene es que la libertad y la obediencia se contraponen es decir, que se estorban entre sí. Quienes creen y defienden tal cosa entienden la obediencia como una limitante para su libertad. Por lo tanto, en su anhelo de ser libres rehúyen a todo aquello que pueda atraparlos.

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Serán mis amigos

10 diciembre, 2017

Juan 15.9-14

Ya me senté, pero por dentro sigo parado, dijo a nombre de todos nosotros aquel niño a quien su madre ordenó sentarse. Y es que, a nadie, o a muy pocos, nos gusta obedecer. Tener que hacerlo nos parece un acto injusto pues, consideramos el obedecer como una cuestión limitante de nuestra libertad. El problema empieza con lo que asumimos como nuestra libertad. Generalmente consideramos que la libertad es el derecho ilimitado que tenemos de hacer lo que nos venga en gana. La definición del término, sin embargo, asume que la libertad es, sí, el derecho de las personas para elegir. Pero, agrega, de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad.

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Cultivar la comunión con Dios

29 noviembre, 2015

1 Juan 3.1; 2.27; 3.24 NTV

A las personas nos inquieta Dios. No podemos permanecer insensibles ni impasibles ante él. Aún a muchos de aquellos quienes se asumen ateos, Dios los inquieta. Philip Yancey cuenta que Heinrich Böll, escritor alemán, comentaba: No me agradan estos ateos, siempre están hablando de Dios. Aún Voltaire, quien tenía una peculiar manera de creer en Dios, no necesariamente bíblica, propuso: Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo. El hecho es que en unos y en otros, creyentes y no creyentes, se hace cierta la experiencia del salmista cuando dijo: Mi corazón te ha oído decir: Ven y conversa conmigo. Y mi corazón responde: Aquí vengo, Señor, no me des la espalda… Salmo 27.8, 9a NTV

La cuestión es que Dios nos anima a estar en comunión con él y que nosotros necesitamos, también, de su comunión. Sin embargo, cultivar dicha comunión se nos antoja una tarea terriblemente difícil. La razón de tal dificultad está en que hemos aprendido a que la buena comunión con Dios depende de las cosas buenas que podemos hacer y de las cosas malas que podemos evitar. Es decir, hemos aprendido que la comunión con Dios depende de nuestros méritos. Ignoramos, hemos aprendido a ignorar el hecho de que estar en Dios, que es lo que significa el estar en comunión con él, depende de lo que somos y no de lo que hacemos o dejamos de hacer.

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