Archive for the ‘Vida Cristiana’ category

Y no dejemos de congregarnos

22 febrero, 2015
Hebreos 10.24 y 25

Mientras más veces leo los versos 24 y 25, mientras más pienso en ellos, más convencido estoy que lo que da razón al llamado contenido en ellos es un par de elementos fundamentales: la conciencia de lo importante del quehacer de Dios en Cristo y la gratitud que de tal conciencia resulta. En efecto, el autor de Hebreos ha venido destacando tanto el quehacer salvífico como los beneficios que el mismo nos representa. Podemos entrar directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y plena confianza en él, nos asegura. Así que le, y nos, debemos el mantenernos firmes y sin titubear en la esperanza que confesamos. Esta firmeza de nuestra convicción se manifiesta, según el autor, en que nos motivemos unos a otros a la bueno y a que no dejemos de congregarnos sabiendo que el día de su regreso se acerca.

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Procuren estar despiertos

28 diciembre, 2014

Autor invitado, Víctor González

Marcos 13.33 BLPH

La Escatología –el estudio del final del mundo y las cosas-  es un tema que llama mucho la atención por su capacidad seductora de personas y masas por el tema que trata. No se da solo en la Religión, con montones de predicadores llamando al arrepentimiento antes de que llegue el fin, sino que también lo vemos en el cine o la seudo-ciencia, que no dejan de pensar en el fin del mundo, como lo de las “infalibles” profecías mayas del 2012.  A muchos cristianos, el tema les atrae por la incertidumbre de si “se van con Cristo o se quedan”, a otros porque buscan saber cómo al final resultaron ser las cosas sobre las que tanto se debatió, a otros porque finalmente esperan anhelantes el encuentro con Cristo y el deleitarse en presencia del Padre, y a otros porque desean más que nada en la vida, que todos aquellos que los oprimieron o rechazaron,  reciban la justa paga en el infierno eterno a su malvada manera de tratarlos.

Este capítulo del Evangelio de Marcos contiene muchos versículos generadores de interrogantes y polémica.  ¿Cuándo será el fin?, ¿Quiénes serán los falsos cristos? ¿Qué es de la abominación desoladora? ¿Deveras será antes de esta generación? ¿La mía, la de Jesucristo o cuál?    Sin embargo, no es difícil que una frase común en este capítulo de Marcos nos pase desapercibida, justo por ser tan repetitiva: “Manténganse despiertos” o “Estén alerta” (Biblia Versión Viviente)

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Todo lo que Hagan o Digan

19 enero, 2014

Colosenses 3.16 y 17; Juan 15.1 y 2

Hemos dicho que nuestro primer pensamiento gobernante consiste en asumir que hemos sido llamados a santidad. Desde luego, santidad es sinónimo de pureza moral. Sin embargo, propongo a ustedes que esta resulta irrelevante y hasta estéril cuando desconocemos que santidad es, ante todo, consagración. Esta significa, como hemos dicho, esa disposición a entregar el todo de nuestra vida al Señor. Vive consagradamente quien vive su vida con propósito, quien está lleno del propósito de hacer todo para el Señor. Colosenses 3.17

A quienes les resulta agresiva la idea de vivir para Dios, conviene recordarles que la Biblia dice que todo lo que tenemos: la vida misma, los recursos, las capacidades, los medios, etc., proviene de Dios. Santiago 1.16 y 17 Pablo nos recuerda que los recibimos como dones y que estos responden a dos razones: el amor del Señor que explica que recibamos aquello que no merecemos, y el interés del Señor de bendecir a otros al través de nuestra ministración. 1 Corintios 12. ; 1 Pedro 4.10 La Biblia nos enseña, también, que aunque Dios ha delegado en nosotros la administración de tales dones, él sigue siendo el Señor, dueño, de los mismos. Por ello es que el Señor participa activamente en nuestro quehacer cotidiano. Lo hace, podando cuando lo que hacemos lo hacemos en conformidad con su propósito. Esta poda consiste en el hecho de que él quita aquello que puede estorbarnos, facilitando la realización de nuestra tarea, capacitándonos y empoderándonos, abriendo espacios de oportunidad cada vez más significativos y poderosos. Pero, también, participa cortando las ramas que no dan fruto. Esto no significa literalmente que él nos separe de su Cuerpo, la Iglesia, sino que nos quita la autoridad, el poder hacer, con los dones y las oportunidades que los mismos representan para entregárselos a otros que sí cumplan el propósito divino. Juan 15.1 y 2; Mateo 21.43

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