Amor y respeto es una combinación de por sí difícil y rara. Sobre todo, cuando se trata de las relaciones de pareja, de la relación matrimonial. Amor, desde luego, es quizá la palabra que más se asocia con el matrimonio, pero pocas veces se la coloca en el mismo casillero con la palabra respeto. Sin embargo, desde la perspectiva bíblica y en lo que se refiere a la relación matrimonial que representa -y quizá hasta reproduce- el misterio de la relación de Cristo con su Iglesia, amor y respeto no son uno sin el otro y ambos resultan mutuamente condicionantes.
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En equilibrio consigo misma
20 octubre, 2019Sabias, amadoras de sus esposos
6 octubre, 2019Tito 2.4,5
Cada vez más crece el número de mujeres que no aman a sus maridos, que no son amadoras de sus maridos. Les son fieles, pero no los aman. Viven con ellos, pero no los aman. Los apoyan y toleran, pero no los aman. Los ayudan y defienden, pero no los aman. Ciertamente es difícil amar a los maridos y puede haber muchas razones para no hacerlo. Pero si estamos interesados en preservar la salud del sistema familiar al que pertenecemos, debemos saber que este requiere del que las esposas sean amadoras de sus maridos. En las versiones inglesas de la Biblia, a la indicación de ser “amadoras de sus maridos”, se antepone la expresión “que sean sabias[i], que sean amadoras de sus maridos”. Así que amar al esposo requiere de sabiduría, del que la mujer muestre buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y decisiones.
Ser pareja a la luz de la fe
27 abril, 2019Estudiosos de la conducta humana proponen que es la mente el principal campo de batalla de las personas. Joyce Meyer, conocida escritora, asegura: Nuestros pensamientos nos meten en problemas más que ninguna otra cosa. Esto es porque nuestros pensamientos son las raíces de cada palabra y hecho. A Mahatma Gandhi se le atribuye haber dicho: La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero. Y, nuevamente Joyce Meyer asegura: Preocupación, duda, depresión, enojo y sentimientos de condenación: todos ellos son ataque a la mente.
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