Colosenses 3.23,24
Antes de que entremos en la consideración particular del qué son y para qué sirven cada uno de los dones espirituales en particular, conviene que recuperemos esta reflexión. La misma nos ayuda a comprender la intensidad debida en el ejercicio de los dones y la importancia del servicio a Dios que se expresa, siempre, a partir de nuestro servicio a los demás.
En la declaración paulina que sirve como sustento de nuestra reflexión, la palabra pas, “significa radicalmente todo”. Es decir, da a las palabras del Apóstol una carga totalitaria, por lo que no hay nada del pensar, hablar y quehacer del creyente que quede fuera de la admonición: [todo] háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. NBLH
Hay viejos que aun cuando se mueren siguen estando presentes. Uno de ellos es Rosy Anteles. Nos acompañó los últimos once años de su vida y aunque ya han pasado varios días desde su partida, permanece en nosotros. Rosy es una de esas personas a las que la vida trató con especial rabia: nacida en un hogar en el que no fue ni deseada ni aceptada, casada con un hombre que la traicionó y dedicada en cuerpo y alma a sus hijos, que ni la comprendieron ni la acompañaron en su vejez. Sin embargo, una mujer que se impuso a la vida y que permaneció íntegra y congruente con su fe y su propósito hasta el final. Una mujer para la que el cáncer que acabó con su cuerpo no pudo destruir ni su confianza en Dios ni su propósito de bendecir a quienes la rodearon, nosotros entre ellos.
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