Posted tagged ‘Resurrección’

¡Vi al Señor!

12 abril, 2020

Juan 20.1-19

Photo_20200405_084851Si algo se hace notorio en la Semana de la Pasión, es la madurez de Cristo. Hay quién ha dicho que la madurez consiste en hacer lo que conviene hacer, independientemente de si nos resulta fácil o agradable hacerlo. El testimonio de Jesús se convierte en un imperioso llamado para que maduremos. Una y otra vez hablamos sobre la imperiosa necesidad que tenemos de madurar, de crecer en Cristo. Estoy seguro de que algunos esta semana, al reflexionar en la obra de Cristo, se propusieron madurar y quizá hasta elaboraron una lista sobre las cosas que debían hacer y las que no. En algunas han avanzado y en otras no. Pero ¿estamos madurando?

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Eutanasia. Mejor morir que vivir así.

13 septiembre, 2015

Job 7.13-15

Serie de meditaciones pastoralesTener consciencia de nuestra muerte da sentido a nuestra vida. Saber que la vida tiene un límite, que se trata de una oportunidad temporal, nos permite replantear los dones que la misma nos ofrece y dimensiona la importancia del propósito de nuestra vida dado que el tiempo para nuestra tarea es finito. Juan Ramón de la Fuente cita a San Agustín: Sólo la aceptación de la muerte hace posible dar a la vida su verdadero valor. Y, ante la finitud de la vida y la importancia de la tarea recibida, el Salmista pide a Dios: Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría. Salmos 90.12

Uno de los engaños que frecuentemente asumimos como verdad vital es que la vida, nuestra vida, es un fin en sí misma. Hemos aprendido a creer que vivimos para vivir. Así, el sentido de la vida es la vida. Sin embargo, la razón de ser de nosotros está fuera de nosotros. Como creyentes creemos que hemos sido creados para honrar y alabar a Dios. Como discípulos de Cristo asumimos que vivimos para cumplir la tarea que él nos encargó: predicar su evangelio y multiplicarnos en otros discípulos. Esto es de suma importancia porque el sentido, la razón de la vida, que asumimos como propio determina la dirección que damos a nuestra existencia. Es decir: las tareas que asumimos como propias, las alianzas que consideramos adecuadas, las prioridades de nuestra inversión vital, los sacrificios que estamos dispuestos a hacer y, sobre todo, la inversión que hacemos en nosotros mismos para seguir viviendo.

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Si no hay resurrección de los muertos…

5 abril, 2015

1 Corintios 15.12-14

El de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo es uno de los fundamentos de la locura de nuestra predicación. 1 Corintios 1.21 La traducción La Palabra reconoce que: Dios ha decidido salvar a los creyentes a través de un mensaje que parece absurdo. Y hemos de estar de acuerdo con el Apóstol y con cuántos hoy en día rechazan o encuentran difícil aceptar el hecho de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

De hecho, si Pablo tiene que ocuparse del asunto es porque, como él mismo hace referencia, algunos de los corintios decían que no habrá resurrección de los muertos. Consecuentemente, negaban el hecho de la resurrección del mismo Jesús. En el Siglo I, surgieron muchas y muy diversas explicaciones que intentaban demostrar la falsedad del mensaje cristiano respecto de la resurrección de su Señor. Como el evangelio mismo lo registra, ante la evidencia de la tumba vacía algunos aseguraron que los mismos discípulos habían robado el cuerpo de Jesús… aunque otros sospechosistas aseguraban que habían sido los enemigos de Jesús los que habrían privado a los creyentes de un objeto de culto. Otros más aseguraban que Jesús nunca fue humano y que, por lo tanto nunca tuvo un cuerpo físico. Decían que había sido una especie de fantasma o un espíritu visible –un holograma dirían hoy en día-, y que por eso tuvo la capacidad para aparecer en la habitación donde los discípulos se escondían, aun cuando las puertas estaban cerradas. Otros más decían que todo había sido un complot y que gracias a este los soldados romanos no le habían fracturado las piernas cuando colgaba de la cruz. Así, explicaban, puedo escapar por sus propios medios cuando volvió en sí, dado que se había desmayado por el intenso dolor sufrido.

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