Isaías 9.1-7
Los pasajes bíblicos relativos al nacimiento de Jesús registran una tensión entre el sufrimiento y la esperanza. Se trata tanto del sufrimiento de las personas en lo individual, como el del pueblo, de las gentes. Unos y otros, en tal estado de abatimiento, encuentran en el anuncio de Jesús el Mesías razón para la esperanza, esperanza que tiene que ver con la transformación integral de su realidad y el advenimiento de tiempos y circunstancias de paz.
Isaías hace
una buena síntesis de la tensión a la que aquí nos referimos. Él asegura, hablando por mandato del Señor, que ese tiempo de oscuridad y de desesperación no durará para siempre. Que a la humillación sufrida, siguen tiempos llenos de gloria. Describe la caída de aquellos que lastiman, ya se trate de las personas que oprimen al pueblo de Dios, o a los espíritus o cosas contra los que los creyente luchan –podemos concluir-; y, lo hace de una manera poética: las botas de los guerreros y los uniformes manchados de sangre por la guerra, serán quemados.
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