Archive for the ‘Crecimiento Espiritual’ category

De Saulo a Pablo

31 agosto, 2014

Hechos 9.1-9

Siempre me ha parecido que en las experiencias de conversión de algunas personas, se descubre el humor y la ironía de Dios. En efecto, cuando el Señor viene al encuentro de aquellos y aquellas a quienes quiere para sí, los coloca en situaciones que terminan por evidenciar su fragilidad, sus limitaciones y su necedad. Tal el caso de Pablo, antes llamado Saulo.

En efecto, Lucas, con la capacidad del médico para descubrir y dimensionar la importancia de los detalles, se ocupa de descubrirnos al verdadero Saulo y los efectos de la conversión en él. Por principio de cuentas, lo llama Saulo, su nombre hebreo. Nombre de rey, de hombre poderoso, distinguido e influyente. Además, le presenta montado a caballo, símbolo de autoridad. Nos recuerda que Saulo contaba con la protección de su guardia personal. También describe el carácter y la influencia de ese hombre: estaba comprometido en la tarea de terminar de tajo con los cristianos y para ello contaba con el apoyo y la complacencia de las más altas autoridades político-religiosas de su nación.

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Bien Concertado y Unido entre Sí

24 agosto, 2014

Efesios 4.11-16

Hay una sola Iglesia y muchas expresiones de la misma. Ninguna es mejor que la otra. Todas son expresión tanto de la misma multiforme sabiduría, como de la misma multiforme gracia de DiosEf 3.10; 1 P 4.10. El mundo al que Dios ha amado tanto, es uno diverso y plural. De ahí la necesidad objetiva de que la tarea de la Iglesia sea realizada en conformidad con la cultura y las circunstancias de aquellos a quienes se anuncia el evangelio único. A los Gálatas, Pablo les asegura que a él le había sido encomendado el evangelio de la incircunsición (gentiles), como a Pedro el de la circuncisión (judíos). Y agrega, “pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para los gentiles”. Gál 2.7-8. Además, Pablo asegura “a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a alguno”. (“Me he hecho igual a todos, para de alguna manera poder salvar a algunos. DHH) 1 Co 9.22.

Es en tal contexto bíblico que surge el llamado de CASA DE PAN. Somos una expresión particular de la Iglesia de Cristo. Aunque somos Iglesia, esta no se agota ni se limita en nosotros. Respondemos al propósito divino de alcanzar al mayor número posible de las personas que viven en este mosaico multicultural, multirracial y multi-ideológico, que es el Área Metropolitana de la Ciudad de México. A los diversos modelos de Iglesia que conocemos, creemos que Dios ha querido agregar esta expresión de la llamada iglesia celular. Haber sido llamados a esta tarea representa un gran privilegio y, por lo consiguiente un gran reto para nosotros.

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Fruto a su Tiempo

9 febrero, 2014

Salmo 1

Imaginar, esa facultad del alma que nos permite crear imágenes de lo que todavía no es, es privilegio de los seres humanos. Dios, asegura el Eclesiastés 3.11, puso además en la mente humana la idea de lo infinito. Es decir, la capacidad de abarcar con el pensamiento la totalidad de los acontecimientos pasados y futuros, y al irresistible deseo de comprender su sentido y su porqué. Dada tal capacidad es que los seres humanos podemos soñar, desear, proponernos hacer de y con nuestra vida algo que trascienda. Esto es lo que explica nuestras elecciones: matrimoniales, paternales, profesionales, etc.

Sí, hemos sido creados con la capacidad de idear y realizar aquello que anhelamos. Según Salomón es Dios mismo quien ha puesto eternidad en nuestro corazón. Es decir, es Dios quien anima nuestra vocación y nos capacita para realizarla. Consecuentemente es propio de nosotros hacerlo y tenemos la autoridad para hacerlo sobreponiéndonos a las dificultades que lograrlo implica. Sin embargo, todos enfrentamos, en mayor o en menor grado, un enemigo que estorba la realización de aquello que nos es propio. Un obstáculo para materialización de nuestro llamamiento. Se trata de la autosuficiencia. Es decir, la pretensión de que nos bastamos a nosotros mismos. Que somos suficientes tanto para decidir el qué como el cómo.

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