Efesios 5.21
De tanto en tanto, encontramos en la Biblia invitaciones para aprender de los animales. Proverbios 6.6; 30.25ss v.gr. Por ello es que hoy propongo que los matrimonios, el esposo y la esposa, tenemos mucho que aprender de los lobos, especialmente cuando estos cazan, es decir, cuando enfrentan el reto de su supervivencia. Son dos las principales características a tomar en cuenta: La primera, su instinto de manada y de ahí la colaboración que les distingue. La segunda, que mientras persiguen a su presa corren en fila india alternándose cuando el lobo que va al frente se fatiga.
Conviene considerar la expresión instinto de manada. En tratándose de los animales se dice que el instinto es un conjunto de pautas de reacción que contribuyen a la conservación de la vida del individuo y de la especie. En tratándose de las personas se define como instinto un móvil (un impulso), que resulta de una acción o un sentimiento que obedece a una razón profunda, sin que quien lo realiza o siente tenga consciencia de ello.
Zacarías es un marido que me cae bien. En estricto sentido estuvo atado a una relación que no le resultó lo que él esperaba. Además de ser la tristeza provocada por la esterilidad de su esposa, tenía que enfrentar el descrédito social y hasta profesional que su no ser padre le acarreaba. Como sacerdote, indudablemente aspiraba a que la cadena de siervos de Dios no se rompiera en su eslabón. Viejo, no tenía ni el consuelo ni el orgullo con el que los hijos y los nietos compensan las pérdidas de la vida.
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