Efesios 6.24
¿Quiénes son Iglesia? Los estudiosos de la sociedad nos dicen que la nuestra es una sociedad posmoderna. La sociedad moderna se distinguió por su rechazo a la espiritualidad, como algo ajeno a lo científicamente comprobable. La sociedad posmoderna, no solo no persigue a los que creen en la espiritualidad, y por ende en la divinidad, sino que propone que cada uno tiene el derecho de creer en lo que quiera y que todas las creencias son igualmente válidas y aceptables. Interesante, democrático, sí; pero ¿qué dice la Palabra?
La vejez en particular representa una crisis tanto para quien se hace viejo, como para quienes le aman y acompañan. Resulta cuando menos curioso, el hecho de que siendo la vejez una etapa natural de la vida estemos tan poco preparados, y dispuestos, para enfrentarla. Resulta difícil asumir que uno se hace viejo. Pero, también resulta difícil que los familiares de los viejos estén dispuestos y en condiciones de aceptar la vejez de aquellos a quienes aprendieron a ver siempre fuertes, capaces y llenos de conocimientos y habilidades.
Todos los creyentes llevamos en nosotros la convicción del llamamiento recibido. Sabemos que, cuando conocimos al Señor, vino a nosotros un deseo, la necesidad, de hacer algo que nunca se nos habría ocurrido. Nos vimos a nosotros mismos sirviendo de una manera especial: predicando, misionando, consolando, ayudando, etc., a otros. Era como un fuego interior que nos consumía, queríamos hacer lo que, sabíamos, era el llamado de Dios a participar en su obra. Tales sueños tienen su razón de ser. De acuerdo con la Biblia, quienes hemos nacido de nuevo estamos reconciliados con Dios.
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