Romanos 12
Siempre conviene, cuando se empieza algo nuevo en la vida, saber cuál es el propósito que se persigue. En sentido figurado, cuál el lugar a donde pretendemos llegar. En el camino de Dios la razón que anima todos nuestros esfuerzos es, siempre, una sola: glorificar a Dios con nuestra vida. Romanos 11:36; 1 Corintios 10:31; Salmos 73:25,26 Lo que somos y hacemos como personas, como familia, como iglesia y como miembros de nuestra sociedad, alaba o deshonra a Dios. Así, en realidad cada nueva etapa, cada nuevo esfuerzo o manera de hacer las cosas forman parte de una sola tarea, de un solo propósito: llevar el fruto abundante y permanente con el cual Dios es glorificado. Juan 15.8
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