Filipenses 2.12-16
Una de las declaraciones bíblicas menos populares es la que Pablo hace a Timoteo: pero los perversos y los engañadores irán de mal en peor, engañarán y serán engañados. Pablo resume así lo que resulta una distopía, es decir, la expectativa de una sociedad, una generación, cada vez más degradada en la que el mal, lejos de debilitarse, se irá fortaleciendo en el día a día. Impacta por su crudeza la traducción que hace NTV de la declaración paulina: pero los malos y los impostores serán cada vez más fuertes. Engañarán a otros, y ellos mismos serán engañados.
Eso que llamamos moral cristiana está bajo ataque. Y, pareciera que está perdiendo la batalla. Cada día son más las personas que aceptan como normales prácticas que contradicen el fondo y la forma de lo que la Biblia llama bueno… y lo que llama malo. Cuestiones que antes parecían estar lejos del interés inmediato de las comunidades cristianas hoy forman parte de su agenda cotidiana. Cada vez más familias cristianas tienen entre sus miembros a quienes practican el aborto, distintas expresiones de la homosexualidad, diversas formas de las relaciones de pareja y a quienes consumen substancias adictivas de manera frecuente.
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