1 Corintios 2.14
Ante la propuesta contemporánea de naturalizar, considerar como natural, la homosexualidad, tenemos que hacer dos consideraciones fundamentales desde la perspectiva bíblica. Conviene acercarnos al tema asumiendo que la posición bíblica es parcial. Además, que las enseñanzas bíblicas no resultan lógicas ni, por lo tanto, asumibles por aquellos que no profesan la fe bíblica. Es más, tampoco pueden ser impuestas a los no creyentes. Como en todas las cosas referentes a la espiritualidad cristiana, en este tema se confirma lo que la Biblia establece en 1 Corintios 2.14: pero los que no son espirituales no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque solo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir. Con esto en mente vayamos a las consideraciones propuestas:
La primera: la Biblia considera la práctica homosexual como pecaminosa. Las propuestas que pretenden desvirtuar o suavizar este hecho, tales como el considerar que el pecado de los sodomitas consistió en una mera violación tumultuaria (Génesis 19). O la interpretación de 1 Corintios 6.9, en el sentido de que lo que se condena es la pederastia, el hecho es que una interpretación de los pasajes bíblicos al respecto, siguiendo los principios exegéticos y hermenéuticos, reafirma la pecaminosidad de la práctica homosexual.
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