Proverbios 4.3 PDT
Un hombre en su tercer matrimonio atrapado en una relación de amasiato. Una mujer joven, soltera, víctima de violencia doméstica en una relación lésbica. Un hombre, profesionista reconocido, insatisfecho con lo que hace y en conflicto con la esposa. Un hombre de más de cincuenta años, soltero, viviendo con su anciana madre en una dinámica de amor-odio. ¿Qué tienen en común estas y muchas otras personas adultas con vidas disfuncionales? Cuando menos las aquí referidas aseguran, su infancia. Explican lo que son y lo que no son, lo que han logrado y lo que han perdido, en función de lo que fueron y vivieron como niños. Sin conocerse entre sí, coinciden en explicarse a sí mismos en función de lo que, según ellos, sus padres fueron y no fueron, hicieron y no hicieron. Así que, podemos preguntarnos: Niñez, ¿es destino?
Comentarios