Archive for the ‘Familia’ category

El Poder del Compromiso Familiar

15 marzo, 2014

Génesis 2.24

Hace algún tiempo un joven me preguntó cómo podría estar seguro de que su novia era la mujer con la que debía casarse y cuándo debería hacerlo. Creo que mi respuesta lo dejó pensativo pues le dije que estaría seguro de ambas cuestiones cuando tomara la decisión de casarse con ella y pusieran fecha a su boda. Como hemos visto, las familias sanas son aquellas en las que sus miembros toman decisiones adecuadas y oportunas. Tales decisiones dan seguridad a los familiares porque quien toma una decisión se compromete. Es decir, contrae la obligación de vivir y hacer para el bien de la familia.

La familia empieza siendo la pareja. Son los esposos quienes se unen inicialmente, por lo que los hijos son sólo consecuencia del ser familia de la pareja. La unión de la pareja, la calidad y fortaleza de la misma, determina el carácter de la familia. Resulta interesante que el término hebreo dabaq, que se traduce como: se unirá a su mujer, significa literalmente: pegarse, adherirse a. Del mismo vienen las palabras cola o pegamento. Por lo que quien decide unirse a otra persona en matrimonio, adquiere la obligación de participar íntimamente de lo que la misma es. Al proceder así, los esposos se convierten en una sola y única semilla que dará luz a una familia, también una sola y una única. Mientras más uno sean los esposos, más definido y equilibrado resultará el todo de la familia.

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Yo y mi casa serviremos a Jehová

9 marzo, 2014

Josué 24:14

Iniciamos nuestro ciclo de meditaciones con el tema familia2.0. Esta expresión es en sí misma una propuesta: que las familias disfuncionales pueden tener una segunda oportunidad; que es posible sanar a la familia cuando esta hace suyos los principios bíblicos de manera adecuada y oportuna. Hoy nos ocupamos del primero de estos: la toma de decisiones adecuadas y oportunas.

Una de las razones más importantes por las que las familias entran en un estado de disfuncionalidad tiene que ver con la ausencia de decisiones adecuadas y oportunas, respecto de su aquí y ahora. Característica de las familias disfuncionales es la repetición de actitudes, conductas y patrones relacionales inapropiados. El machismo o las relaciones codependientes entre padres e hijos, son ejemplo de ello. Como así aprendieron a relacionarse, tales modelos se asumen normativos. Es decir, los propios y los únicos válidos. Así, abundan en ellos sin tomar en cuenta el que no sean apropiados y que sólo estén generando mayores desgracias para la familia toda. Tales familias van de crisis en crisis hasta su destrucción total.

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La Historia de Ammón y Tamar

16 febrero, 2014

2 Samuel 13

Conforme pasa el tiempo es común que surja en uno de los miembros de la pareja, o en ambos, la sensación, o convicción, de “ya no estar enamorado”. La persona se cuestiona, no solo si “ya no ama” a su pareja; sino, si en verdad la habrá amado alguna vez. La expresión más común, la que identifica esta circunstancia es: “ya no siento”, o alguna de sus variantes.

Desde luego, quien pasa por tal circunstancia entra en crisis, al mismo tiempo que, conciente e inconcientemente, induce la aparición, o el fortalecimiento, de factores estresantes a su relación de pareja. Desafortunadamente es la ignorancia, respecto de la dinámica de las relaciones afectivas, así como la desinformación al respecto, la causa principal del malestar, los sentimientos de culpa resultantes y, en no pocos casos, de la erosión de las relaciones matrimoniales. Además, también resulta frecuente que se interprete o exprese al través del ya no siento, lo que en realidad son emociones y sentimientos de molestia, hartazgo y decepción respecto del otro, o de uno mismo.

Conviene tener presente que el enamoramiento es la fase de la relación de pareja que está determinada por las emociones que son fruto de las sensaciones físicas. La Real Academia Española, define el enamorar, como “el excitar en alguien la pasión del amor, el prendarse de amor de alguien, el aficionarse a algo”. De tales definiciones puede deducirse que la fuerza del enamoramiento no está en el ser amado, sino en las expectativas, prejuicios y necesidades existenciales del enamorado.

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