1 Corintios 16.1-4
Como bien sabemos, hablar de cuestiones de dinero tiene mala fama. Sobre todo, cuando se asocian dinero y fe. Sin embargo, empiezo proponiendo que la cuestión del dinero está íntimamente relacionada con la espiritualidad de las personas. Primero, porque la manera en que nos acercamos a tal cuestión hace evidente si nuestras motivaciones vitales son animadas por el Espíritu de Dios o por nuestra carnalidad. Además de que en el cumplimiento de nuestras responsabilidades económicas como miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia, se hace evidente nuestra fe. Entendiendo esta tanto como fidelidad como confianza. En resumidas cuentas, la cuestión económica es una cuestión tan espiritual como cualquier otra cosa que forma parte de nuestra vida.
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