Tuve el alegre privilegio de conocer a Irene cuando los dos éramos muy jóvenes. Siempre me impresionó su carácter, fuerte y decidida, además de sensible y cariñosa con sus hermanos en la fe. Fui compañero y testigo de su caminar, la vi disfrutar de sus logros y de sus alegrías, siempre animosa y siempre echada pa´delante.
Comentarios