Salmo 139
La mayoría de las religiones no bíblicas desarrollan entre sus seguidores la conciencia de la presencia inevitable de sus deidades y los propósitos malignos de las mismas, aún en contra de sus seguidores. De ahí que los ritos religiosos estén más encaminados a aplacar a las deidades que a adorarlas, es decir, que a rendirles una confiada adoración.
David, el autor del Salmo 139, se refiere en el mismo a dos atributos exclusivos de Dios: su omnisciencia y su omnipresencia. A diferencia de los dioses tribales, y del diablo mismo, Dios lo sabe todo y está en todas partes. Sin embargo, lejos de que el saberse conocido integralmente por Dios, por dentro y por fuera (así como el tener conciencia de que no hay lugar donde el salmista se encuentre que quede aislado de Dios), provoque miedo en David y le haga sentirse acorralado, provoca una convicción de seguridad, amparo y relevancia personal.
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