Estoy convencido que la paternidad es una cuestión eminentemente espiritual. Espiritual en el sentido de que o sirve a Dios o empodera al diablo. El modo en que los hombres realizamos la tarea de la paternidad facilita o estorba la relación de nuestros hijos con Dios. Si no está en nuestras manos el que nuestros hijos tengan fe o no la tengan, sirvan a Dios o no lo hagan, sí podemos, cuando menos, influenciar, casi como lo haría un condicionante genético, a nuestros hijos para que sirvan a Dios o no lo hagan.
(más…)
Comentarios