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Para que nosotros podamos consolar

17 marzo, 2024

2 Corintios 1.1-7

Pastor, la gente de su congregación y comunidad está sufriendo. El autor de la frase con la que inicio esta reflexión añade una pregunta que se antoja cruel: ¿Qué puede hacer la Iglesia por ellos?

Hay cosas que son de fácil respuesta y sencilla solución: ayudar económicamente en la medida de las posibilidades propias o de la congregación. Sin embargo, no es una solución que trascienda, que vaya más allá del momento y de la necesidad específica que se soluciona, parcial o totalmente. Desde luego, podemos orar y lo hacemos. Dios es bueno, nos escucha y nos responde. Aunque, no siempre su respuesta es la que deseamos o creemos necesitar y, sus tiempos, son, a veces, tan distintos de los nuestros que pareciera que orar no resulta una tarea fructífera para quienes nos piden que oremos por ellos.

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Servir Consolando

13 julio, 2014

En los días de la agonía de mi padre

2 Corintios 1.1-7

El carácter y el propósito de Dios nos son revelados en este pasaje. Pablo lo llama: “Padre de misericordias y Dios de toda consolación”. De tan sencilla forma, el Apóstol destaca las características únicas del Señor que explican el cómo, el cuándo y el para qué de su actuar a favor nuestro: Dios es misericordioso (es decir, se deja afectar por aquello que nos duele), y Dios actúa en consecuencia consolándonos (en todo y todo el tiempo).

Que San Pablo se ocupe del tema de la consolación, cuando se dirige a los creyentes, hace evidente que nuestra redención no nos inmuniza ante el sufrimiento. Los creyentes en Cristo también sufrimos, nosotros también somos atribulados. Las causas de las tribulaciones son muchas y la manera en que estas nos afectan son, también, muchas y muy variadas. La tribulación tiene un efecto común: oprime a la persona, en algunos casos hasta el extremo de destruirla si no es debida y oportunamente consolada. Esto es parecido a lo que W. Barclay refiere a la forma de tormento inglesa, en que a las personas les colocaban pesadas cargas sobre el pecho, siendo presionadas y aplastadas hasta que morían.

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