Eclesiastés 3.11 NTV
El ser humano adora. Es decir, rinde culto a quien o a lo que considera superior a sí mismo. Lo mismo adoran los creyentes que quienes se asumen ateos. La diferencia de su adoración está determinada por quién o por qué es el sujeto/objeto de su adoración. Al través de los tiempos se han propuesto diversas razones por las que el ser humano se inclina a adorar. Vulnerabilidad, dependencia, consciencia de lo eterno. Desde la perspectiva de la fe judeo-cristiana asumimos que al ser creados a imagen y semejanza y animados por el Espíritu de Dios, los seres humanos necesitamos mantenernos en comunión con nuestro Creador y, al poseer su imagen y semejanza, tenemos consciencia de la trascendencia de nuestra vida. Esto es lo que el Predicador define con manera tan sencilla al asegurar que Dios sembró la eternidad en el corazón humano. Eclesiastés 3.11 NTV
Pareciera que el matrimonio goza de mala fama en nuestros días. Cada vez son menos los que se casan y más los que se divorcian. Esto no significa que cada día sean menos quienes establecen relaciones maritales permanentes ya que el número de parejas en unión libre y en concubinato aumenta significativamente. En nuestro país, dos de cada diez parejas han elegido el concubinato como su modelo de relación familiar.
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