Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. Miqueas 7.7
Una tradición que frecuentemente cobra vida entre los cristianos es apelar a Pablo cuando enfrentamos el desgaste producido por la vida. Cuando las fuerzas se acaban, cuando la salud física se agota, cuando las pérdidas se acumulan, acostumbramos a recordar a Pablo diciendo que aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 2 Corintios 4.16
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Personal, familiar y socialmente estamos enfrentando circunstancias que nos conmueven. Cosas que sacuden nuestro ánimo de manera violenta y brusca. Es tal el impacto de tales experiencias que nos vemos animados a pensar que nunca había habido tanto sufrimiento en el mundo. Pero, dado que son muchas las evidencias de que esto no es así quizá el impacto de lo que vivimos responda más a nuestra cosmovisión, nuestra manera de ver la vida, que a los hechos que estamos enfrentando.
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