Mateo 7.24-29 NTV
Cuando la familia se desploma poco se logra si todo lo que se hace es el recuento de lo que el otro hizo y dijo o lo que dejó de hacer o de decir. Sin embargo, sí resulta importante ocuparnos de aquello que, en nosotros, facilitó, empoderó o propició que desplome de nuestra familia. Resulta importante hacerlo porque mientras que el desplome de la familia nos separa de alguna forma y en algún grado del otro -de los otros-, lo que en nosotros facilitó, empoderó o propició tal desplome, sigue estando.
Cuando Jesús enseña sobre los distintos modelos de construcción, sobre la roca – sobre la arena, destaca que el factor que distingue a los constructores no es conocimiento o desconocimiento que tienen sobre la vida. Ambos han escuchado su enseñanza. Sobre la misma es que deciden, siguiendo un proceso de validación, valoración y reflexión más o menos consciente. Todos los que iniciamos una familia hacemos lo mismo. La fortaleza y lo atinado de nuestra elección también resultan del conocimiento que tenemos de nosotros mismos, de la persona con la que nos proponemos iniciar la relación, de lo que resulta del sentido común y, sobre todo, de lo que sabemos acerca de Dios y su propósito-llamado para nuestra vida.
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