Si Ustedes Permanecen en Mí

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Juan 15.7 NTV

Cuando el Señor nos invita a permanecer en él lo que está haciendo es animarnos a cultivar la relación íntima con él. Esta comunión se sustenta en la realidad de su amor, él nos ama incondicionalmente. Pero, también requiere de nuestra disposición a sabernos amados y, por lo tanto, disponernos a amar a Dios por sobre todas las personas y cosas que hacen nuestra vida.

Cultivar la comunión con Dios no es otra cosa sino el vivir re-sintonizando nuestro día a día con él. Es decir, procurando estar de acuerdo con lo su voluntad, es decir, con aquello que él ha establecido como lo bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto, en todas las cosas que pensamos, sentimos y hacemos cotidianamente. Romanos 12.1, 2 DHH.

Cuando uno está sobre una plataforma, el equivalente a permanecer en Cristo, todo cabe y es contenido por dicha plataforma. De igual manera, cuando permanecemos en Cristo todo lo que somos está contenido en Cristo. Por lo tanto, nuestra permanencia en él depende de nuestra comunión, de nuestra sintonía con él. Nuestro equilibrio vital –el cómo hacemos la vida-, está sintonizado con él con el fin de asegurarnos que no caeremos de la plataforma segura que él representa.

Desde luego, no podemos vivir la vida de cualquier forma si nuestro interés es permanecer firmes en la roca de nuestra salvación. Deuteronomio 32.15; Salmos 62.2ss. Podemos caer, salir de la cobertura de Cristo, si vivimos la vida a nuestra manera. Es más, vivir de acuerdo a nuestros propios criterios representa menospreciar a Dios y, por lo tanto, menospreciar la Roca de nuestra salvación. Este menosprecio se convierte en la puerta de entrada para los pensamientos, los sentimientos, las acciones y, desde luego, las relaciones que, como no están en sintonía con lo que Dios ha establecido como lo bueno, lo que le es agradable, lo perfecto, simplemente nos separan de él rompiendo la intimidad de nuestra comunión con Cristo.

¿Cómo saber lo necesario para permanecer en Cristo? ¿Cómo identificar los límites, las orillas de nuestra plataforma? ¿Cómo darnos cuenta de que estamos deslizándonos fuera de Cristo? Debemos agradecer a nuestro Señor Jesús que él mismo nos ha dado la clave para responder cada una de estas preguntas. En efecto, él no sólo nos invita a permanecer en él, sino que también nos exhorta para que sus palabras permanezcan en nosotros.

Jesús comparó la Palabra con una semilla que ha sido sembrada. En la Parábola del Sembrador, describe una serie de circunstancias que impiden que dicha semilla fructifique. Destaca que la semilla que produce fruto abundante y permanente es la que fue sembrada en buena tierra. Mateo 13. Esta buena tierra es la que retuvo dentro suyo la semilla, además de reunir las condiciones apropiadas para que la misma fructificara dentro suyo.

San Pablo nos asegura que la fe viene por el oír la Palabra de Dios. Romanos 10.17. Este oír la Palabra de Dios, implica la necesidad de leer y estudiar la Biblia, desde luego, pero, también la necesidad de obedecerla. Es decir, de vivir en sintonía con lo que la misma nos enseña.

Dios, nos asegura la Biblia, honra a los que lo honran. 1 Samuel 2.30. Por ello es que podemos confiar en la veracidad de la promesa con la que termina nuestro pasaje. Como Dios honra a los que lo honran, la comunión existente entre él y nosotros es tal que llegamos a estar en su voluntad. Es decir, a comprender sus intenciones, propósitos y requerimientos para nosotros. Entonces, como quienes están parados en una misma plataforma, Dios y nosotros nos inclinamos, movemos y desplazamos en la misma dirección. Por tanto, pedimos aquello que sabemos que está en la voluntad del Señor y lo recibimos.

Vivir en comunión con Dios se traduce en muchas cosas buenas. Primero, recuperamos el equilibrio de nosotros mismos y estamos, entonces, en condiciones de relacionar con los demás siendo portadores de la paz y de lo bueno. Filipenses 2.15 DHH. Cuando el orden de Dios se transforma en nuestro propio orden, recuperamos mucho de lo que hemos perdido y estamos en condiciones de enfrentar lo que no podremos recuperar. Sobre todo, permanecer en Cristo es garantía de que viviremos una vida plena, haciendo lo que conviene y descubriendo día a día la riqueza que es propia de aquellos que gozan del amor y la comunión con su Creador y Salvador.

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One Comment en “Si Ustedes Permanecen en Mí”

  1. Michelle OL Says:

    Esta reflexión me hizo cuestionar seriamente la manera en que me comporto. Generalmente trato de ser una buena persona, trato de no mentir, de ser respetuosa, de esforzarme en todo lo que hago, etc. Pero mientras leía me descubrí pensando: “sí, pero cómo, cómo sé de qué forma debo actuar y comportarme, Adoniram debería darnos una lista de principios o algo así”. Más abajo vino la clave que de tan sencilla a veces no veo, leamos la palabra, leamos y estudiemos la Biblia. De pronto me sorprendí actuando como esa gente que quiere tomar pastillas para adelgazar y seguir comiendo mal, o que se compra los aparatos que supuestamente te adelgazan mientras tú sigues con los mismos hábitos sedentarios de siempre. Es decir, me descubrí esperando que alguien haga por mi aquello que implica llevar una vida en Cristo, los principios rectores de una vida no se dicen, se ejercen, no hay recetas o guías, es un ejercicio práctico que parte de nuestra propia convicción y deseo de hacerlo, empezando por leer la palabra.


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