Paso a Paso

 Proverbios 4.26

El camino de la vida se transita paso a paso. Cada decisión, cada palabra, cada acción, cada relación, etc., constituyen los pasos que nos encaminan a nuestro destino. Así, resulta de especial importancia el fijarnos donde ponemos los pies, pues de ello depende si estaremos pisando terreno firme o no.

Desde luego, esto de fijarnos bien donde ponemos los pies, tiene una aplicación inmediata y objetiva en lo que se refiere a nuestro caminar físico, al trasladarnos de un lado a otro. El consejo también resulta válido en la esfera de lo espiritual. Ante el número creciente de ofertas religiosas atractivas y seductoras, resulta difícil escoger cuáles son “terreno firme” y cuáles no lo son. La Biblia previene que “en los últimos tiempos”, se multiplicarán los maestros que enseñarán las cosas que la gente quiera oír. Siempre resulta agradable que le digan a uno lo que uno espera, desea o necesita. Lamentablemente, no siempre a lo que se nos invita, ni lo que se nos propone, es terreno firme. De ahí la necesidad de “fijarnos bien”, es decir, de probar los espíritus (1 Juan 4.1), dado que “muchos falsos profetas han salido por el mundo”.

Otra esfera donde conviene tomar en cuenta la propuesta de Proverbios 4.26. Se trata de la esfera de las relaciones humanas. Estas son “como la casa del jabonero, donde el que no cae, resbala”. Sea que se trate de relaciones afectivas, familiares, laborales, amistosas, etc., es de suma importancia fijarse bien “donde se ponen los pies”. Esto tiene que ver tanto con quién se relaciona uno, como el modelo de relación del que se participa. Antes de iniciar una relación, conviene evaluar si conviene o no hacerlo. Y, cuando ya se está participando de una relación, conviene considerar si vale si no sería bueno replantearla y modificar su dinámica, terminando así un modelo relacional no adecuado; llegando aún a valorar si no conviene terminar con la relación misma.

Finalmente, siempre conviene fijarse bien donde se ponen los pies, cuando se trata de tomar decisiones. Las buenas decisiones siguen a la reflexión, al análisis cuidadoso de los pros y los contras. Desde luego, nada mejor que tomar una decisión en un espíritu de oración sincera y humilde, dirigidos por el consejo de la Palabra de Dios. Generalmente, quien así lo hace, comprueba que ello le permite pisar terreno seguro.

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